¿SUEÑAN LOS ASTRÓNOMOS ELÉCTRICOS CON EXPLOSIONES DE RAYOS C MÁS ALLÁ DE LA PUERTA DE TANNHÄUSER?

lunes,27 marzo, 2023

Por Roberto Baena

Probablemente, y sin entrar en detalles precisos, siempre ha habido más o menos el mismo número de estrellas en nuestra galaxia: muchas. Así como un número parecido de galaxias en el Universo: un montón. Cuerpos menores como asteroides y objeto transneptunianos debe haber localizados bastantes: más de un millón. Y como planetas solo conocíamos 8 ó 9 (perdóname, Plutón), nos hemos empecinado en buscarlos fuera del Sistema Solar hasta encontrar más de 5000: un puñado. Lo cual parece poco, pero es que acabamos de empezar a mirarlos.

A pesar de estas cifras, los astrónomos siguen empecinados en buscar más y más objetos en el Universo, diseñando para ello nuevos telescopios e instrumentos que nos permitan entender el abismo en el que habitamos. Cuanto mayor sea el censo, mejores serán las predicciones e hipótesis que se puedan construir. Por ejemplo, el descubrimiento de Ceres allá en 1801 nos incentivó a encontrar muchos otros asteroides, siendo la búsqueda y descubrimiento de estos uno de los desafíos más importantes a lo largo de todo el s. XIX. Por otra parte, saber que hay más de 600.000 de estos objetos entre Marte y Júpiter nos permite calcular masas, órbitas, buscar patrones, conjeturar con la existencia de un planeta no formado y establecer hipótesis sobre los mecanismos de formación planetaria y evolución del Sistema Solar.

Ante la llegada de instrumentos de nueva generación como el James Webb, el observatorio Vera Rubin, los satélites espaciales Euclid, Plato y Ariel, o los telescopios de más de 30 metros como ELT, la explosión de datos que van a producir hacía inevitable que los astrónomos se fijaran en esas herramientas de computación masiva que llamamos inteligencia artificial: redes convolucionales, recurrentes bidireccionales, generativas antagónicas, neuronales gráficas, algoritmos metaheurísticos, etc. Porque no se trata solo de analizar de 100.000 a 500.000 millones de estrellas en la Vía Láctea, estrella más estrella menos, es que además nos gustaría observarlas continuamente para detectar variaciones de brillo, fulguraciones, predecir explosiones de novas y supernovas, etc.

Actualmente, ya es una realidad el uso de la inteligencia artificial en astronomía y astrofísica y en todas las conferencias siempre hay secciones especializadas en el uso, diseño y descubrimientos conseguidos gracias a la IA. Al igual que el astrolabio fue el instrumento astronómico por excelencia durante la Edad Media, el telescopio a partir del s. XVII, y las sondas y satélites espaciales desde mediados del s. XX, no es exagerado decir que la IA lo está siendo a partir de esta misma década.

Sin pretender ser exhaustivo ni preciso, aquí hay algunas de las aplicaciones que tienen los algoritmos de IA en astronomía hoy en día:

  • Clasificación de objetos, por ejemplo, galaxias según su morfología y dimensiones.
  • Detección de exoplanetas mediante la identificación de patrones repetitivos en curvas de luz.
  • Análisis de grandes conjuntos de datos procedente de cartografiados históricos (Hubble, Gaia, etc) para obtener nueva información oculta de estos.
  • Predicción de eventos como novas y supernovas, por ejemplo, tratando de analizar la luz de las estrellas para conjeturar cuando podrían explosionar.
  • Optimización de las observaciones astronómicas para aprovechar al máximo el tiempo disponible y escoger las mejores ubicaciones del cielo.
  • Análisis meteorológicos de atmósferas planetarias del Sistema Solar.

 

No obstante, que nadie piense que la IA sustituirá completamente la inventiva, imaginación y capacidad ensoñadora de los astrónomos que conjeturan viajes a Proxima B, vidas ocultas en los océanos de Europa, o mundos extraños con bioquímicas basadas en el amoniaco o el boro. No descuartizamos a Hipatia de Alejandría ni quemamos en la hoguera a Giordano Bruno para dejar que nuestro trabajo de ser humano, pensar, lo haga una máquina. Como toda herramienta, anteojo o algoritmo genético, la IA ha venido para asistirnos y permitirnos avanzar en el conocimiento de nuestro entorno y de nosotros mismos como especie. Tan solo hemos de aprender a manejarlas con sabiduría y a soñar juntos, astrónomos humanos y astrónomos eléctricos.

En cualquier caso, dado mi desconocimiento sobre la producción de imágenes oníricas por las inteligencias artificiales, para responder la pregunta que da título a este artículo he decidido consultarle a unos de mis colaboradores, quien creo que puede tener una opinión fundamentada al respecto: ChatGPT.

ChatGPT : No hay evidencia de que los astrónomos eléctricos sueñen con explosiones de rayos C más allá de la Puerta de Tannhäuser, ya que la idea de la Puerta de Tannhäuser y las explosiones de rayos C son conceptos de la ciencia ficción y no tienen una base científica sólida.

Quizás le falte algo de sentido del humor, pero no se le puede negar precisión en su respuesta 😊.