LECTUNIR: Lectura, identidad y transformación
La lectura es frecuentemente percibida desde un punto de vista instrumental. Se considera un medio muy eficaz para la alfabetización, adquirir conocimiento de una determinada materia o conseguir un nivel de comprensión lectora suficiente para decodificar un texto de forma efectiva y crítica. Esta concepción conduce a una falta de interés por parte de la sociedad para realizar este ejercicio y, sobre todo, limita el amplio abanico de posibilidades que ofrece.
Pocas veces nos detenemos a pensar que leer, lejos de ser un ejercicio pasivo, es un acto performativo –tomando las ideas de Austin acerca de la capacidad creadora de la enunciación– que tiene un impacto fundamental en la identidad del sujeto que lo ejerce. Leer es conocerse a través del otro, explorar los diferentes yoes que cohabitan en nuestro interior, abrirnos al mundo, soñar, creer, crear, comprender, y, por lo tanto, transformar(nos), modificando la propia concepción de quienes somos y, como consecuencia, la forma en que nos vinculamos al mundo y a las personas que lo pueblan.
Desde don Quijote –que se rebautizó para ser la persona que soñaba de sí mismo (Acevedo, 2013)– pasando por las visionarias medievales –que consiguieron crear toda una genealogía de mujeres que compartieron un mismo modelo de santidad femenina (García Suárez, 2020)– hasta las mujeres lectoras que protagonizan la novela realista y naturalista –que, a través de la lectura, dinamitaron el marco en que se pretendía que se movieran (García Suárez, 2016)–, tenemos innumerables ejemplos en la Historia de la Literatura que nos muestran que leer es un acto revolucionario.
En el ámbito educativo, actualmente, se ponen en marcha un buen número de proyectos que pretenden educar en la diversidad (Martínez-Ezquerro, 2020), acabar con el acoso escolar (Rojas Gómez, 2021) o ayudar en la gestión de las emociones (Sevilla-Vallejo, 2020) –entre muchos otros objetivos– desde la lectura. Unas iniciativas que son plenamente conscientes de las posibilidades de este acto para trabajar en el desarrollo personal del discente de una forma holística y eficaz.
En el ámbito social, la lectura transciende para transformarse en una herramienta de posicionamiento y vinculación en el mundo. No hay más que detenerse en redes sociales como Instagram. Asimismo, la preocupación acerca de la relación entre lectura e identidad puede observarse en diferentes manifestaciones culturales audiovisuales, como, por ejemplo, la influencia del Quijote en la serie Maniac. La cuestión acerca de la identidad se manifiesta como un eje central en la cosmovisión posmoderna.
Como conclusión, baste apuntar que la Historia de la Lectura ya ha sido abordada por la crítica desde un punto de vista descriptivo, únicamente oteando sus diferentes posibilidades. Véanse, entre otros, los trabajos de Cavallo y Chartier (2011), Manguel (2005) o Bollmann (2007). Sin embargo, todavía queda un largo trabajo que hacer focalizando en sus consecuencias. Por lo tanto, debería tornarse fundamental una investigación exhaustiva acerca de la lectura como un ejercicio performativo, focalizando esta en tres ejes bien delimitados:
1.- Representaciones artísticas sobre la influencia de la lectura sobre la identidad: desde un punto de vista interdisciplinar, el objetivo será indagar acerca de las representaciones artísticas que muestran la importancia de la lectura en la configuración de la identidad y sus consecuencias sobre el posicionamiento en el espacio público.
2.- Importancia de la lectura en el aula: el foco de atención será el de atender a las posibilidades que ofrece la lectura en cuanto al desarrollo integral del discente, promoviendo su autoestima, su capacidad de empatía, la diversidad y la gestión de sus emociones.
3.- Las consecuencias de la lectura en el espacio público: en este eje, se comprende la lectura desde una perspectiva más amplia –comprendiendo que esta se ejerce cuando miramos a los demás y, de esta forma, decodificamos al resto y nos vinculamos desde el significado extraído– y se indagará en la relevancia que ostenta en la nueva era digital –sobre todo, en los medios de comunicación y las redes sociales–.